domingo, 30 de septiembre de 2012

Capítulo 4.

2 de agosto de 2012.

Ya era agosto. Si, el tiempo pasa muy rápido. Abryl ya había vuelto de Miami. Habíamos quedado unas cuantas veces, para fangirlear y eso. Bueno, pues como siempre me levanté por la mañana y me duché. Hoy no tenía hambre así que no bajaría a desayunar. Me conecté a Twitter y vi algo que... me sorprendió:

"@asdfghjkl: ¿Las entradas premium para Barcelona no estaban agotadas? ¿Y por qué Tiketmaster pone que todavía hay disponibles?"


Rápidamente me metí en la pagina de Ticketmaster. ¡¿ Todavía quedaban premium?! ¡Pero si dijeron que no!   Fui corriendo hasta el piso de abajo a coger el teléfono para llamar a Abryl. Me contestó rápido.


-¿Si?
-¿Abryl?- pregunte nerviosa.
-Si, soy yo. ¿______?
-Escucha, métete en ticketmaster y mira lo de las entradas premium. Pone que todavía quedan.-Escuche unos pasos. Me suponía que Abryl habría salido corriendo hacia su habitación.
-¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!
-¡¿Qué haces?! Que me dejas sorda, loca.
-¿¡Cómo que quedan premium?! ¿Pero a ti no te dijeron que se habían agotado?
-Si, por eso te he llamado. Yo creo que deberíamos ir a preguntar al Carrefour a ver si es verdad.
-Si, si. Espera, que le digo a mi madre si nos puede acompañar.- Escuche como Abryl chillaba algo, y su madre le respondía.- Vale, nos acompaña. Picame en 10 minutos, y tráete las entradas por si acaso.
-Vale, nos vemos. Adiós.-me despedí y colgué.

Todavía estaba con el albornoz puesto, así que me vestí. Me peiné un poco, cogí las entradas y me las metí en la mochila. Me despedí de mi madre y salí de casa. La casa de Abryl estaba a dos calles de la mía, osea que no hacía falta correr. Cuando llegué a la puerta piqué. Escuché como alguien corría. Al momento Abryl me abrió la puerta. 
-Joder tía, eres una asquerosa.¿Cómo te puede quedar tan bien todo?- Yo solté una pequeña risa. No tenía el cuerpo de una modelo, o algo parecido, pero si tenía bastantes curvas, y eso a Abryl le daba mucha envidia, ya que ella era bastante delgada.
-Es lo primero que he cogido. ¿Cuándo nos vamos?-Pregunté mirando por encima del hombro a mi amiga, osea, mirando al interior de la casa.
-Ya nos vamos.-Abryl se giró. - ¡MAMÁ! ¿Pero qué estás haciendo? No vamos a ninguna boda, ¡date prisa!- Me empecé a reír. La verdad es que la madre de mi amiga siempre iba muy bien vestida a todos sitios, supongo que para dar buena impresión, aunque a veces no hacía falta demorarse media hora. Al momento apareció su madre, me sonrió.
-Ya, ya voy. ¿Por qué chillas tanto? Menos mal que voy yo, porque como te vean con esas pintas te echan.-Abryl miró a su madre con el ceño fruncido, yo solté una carcajada disimulada. Cuando cerraron la puerta nos fuimos caminando al centro comercial de la otra vez.
Llegamos a la parte dónde me vendieron las entradas, allí había una chica. La madre de Abryl empezó a hablar con ella, mientras Abryl y yo mirábamos.
-Perdone, vengo aquí por un asunto de las entradas de Justin Bieber. Verá, nosotras compramos unas entradas porque las que mis hijas querían- sí, dijo sus hijas, pero era para disimular- estaban agotadas. Esta mañana han mirado en la página de Ticketmaster y aún había. ¿Eso es un error o de verdad todavía hay?
-Em, espere.-La chica empezó a mirar en el ordenador concentrada.- No hay ningún error, por lo que pone aquí todavía quedan.
-Bien. ¿Y tu crees que podrías cambiarnos nuestras entradas por esas?
-No creo.
-¿Por qué? Nosotras pagamos el mismo dinero por estas entradas, cuando queríamos las otras.
-Lo siento, pero eso debería decírselo a Ticketmaster.
-¿Me podrías dar el número?
-Claro.- La chica apuntó el número en un post-it.- Aquí tiene.
-Muchas gracias.- La madre de Abryl cogió el papel y nos fuimos. Al lado de Starbucks, había un banco, así que nos sentamos y la madre de mi amiga llamó al teléfono escrito. Estuvieron hablando mínimo cuarenta minutos. 
Cuando Andrea colgó (Andrea es la madre de Abryl), nos dijo que tenía que llamar a otro número. Nos pasamos como 3 horas sentadas en ese banco llamando a números. Eran las 12 del mediodía. Llamé a mi madre para decirle que no iba a comer. Cuando colgué, Abryl me miró y me dijo:
-________, tenemos que buscar el edificio de la productora del concierto, dicen que no nos pueden dar la dirección.-Abryl sacó un ordenador de su mochila. Yo era bastante buena en localizar cosas, así que lo encendí y empecé a buscar. ¡Bingo! Encontré la dirección. Se lo dije a la madre de Abryl y ella asintió. Salimos del centro comercial en dirección al centro de Barcelona. Allí estaba el edificio de la productora.
Antes de ir, fuimos a comer algo. Ninguna de nosotras tres habíamos desayunado. Fuimos a McDonalds y compramos unas hamburguesas. Cuando acabamos nos dirigimos al edificio.
-______, Abryl, ahora debéis parecer lo más tristes posibles. Ya sabéis, cuando unas niñas lloran se les rompe el corazón a muchos, y a vosotras se os da muy bien el teatro.-Lo último que dijo Andrea lo dijo mirándonos un poco mal. Vale, a veces engañábamos a nuestras madres. Pero ¿qué querían? teníamos 16 años, eso es algo normal.
Las dos asentimos. Nos encontramos con una gran puerta y picamos. Oímos un ruido advirtiéndonos de que la puerta estaba abierta. Allí había una chica. Abryl y yo nos sentamos en dos asientos que habían allí mientras Andrea hablaba con ella.
-Hola, me parece que he hablado con usted por teléfono. Soy la señora de las entradas de Justin Bieber.
-Oh, si, ya sé. ¿Cuál es el problema?
-Mire, mis hijas querían las entradas...-se quedó callada- ______, ¿cómo eran las entradas que queríais?
-Las premium.- dije en un susurro, pareciendo triste. 
-Eso, las premium. Pero cuando las estaban comprando la chica dijo que se habían agotado, así que por el mismo precio tuvimos que comprar unas que están muy alejadas del escenario. Lo que yo quiero es por favor, hablar con el director de la productora para solucionar este... problema.
-Lo siento, señora, pero el director se encuentra ahora mismo de vacaciones.
-¿Y no hay nadie que se ocupe de su cargo mientras él no está?- Dijo Andrea, un poco sorprendida.
-No, lo siento.
-¿Y cuándo volverá?
-En septiembre.
-Bien, dígale que en septiembre volveré, y que será mejor que esté aquí para solucionar esto. Esto no es ninguna amenaza, pero yo tengo un marido abogado, y piense que su compañía no me ha estafado a mí, si no a mis hijas, que son menores de edad.
-De acuerdo, señora, yo me encargo de decírselo. Cuando sepa algo si quiere le llamo, o le envío un e-mail.
-Está bien, aquí tiene mi número y mi e-mail- le escribió en un papelito. Abryl y yo estábamos a punto de llorar.- Adiós, bonita.
-Adiós señora.
Y de ahí, nos fuimos directas a casa. Esa noche me quedé a dormir en casa de Abryl.


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