7 de julio de 2012.
Me desperté a las 6 de la mañana. Muy pronto ¿verdad? Bueno, hoy es el día, el día de la venta de entradas. La verdad es que no pude dormir nada bien. Estaba muy nerviosa. Me desperté vagamente y fui a la habitación de mi madre. Vi que no estaba, así que me supuse que ya se había despertado. Fui a la ducha y me vestí.
Bajé a la cocina a desayunar. Allí me encontré con mi madre, como siempre. Estuvimos hablando un poco hasta que me di cuenta de que el tiempo pasaba, y ya eran las 7. Decidimos ir caminando hasta un centro comercial, que estaba a 30 minutos de mi casa. Por la calle me encontraba a muchas chicas, todas vestidas de lila. Me reía por ese hecho. Llegamos al centro comercial. Allí me encontré con unas amigas mías. Había una chica que ponía números (sí, es una tontería, pero creo que lo hacía para que nadie se colase). Me pusieron un número y fui a Starbucks a tomar un café. Todavía quedaban 2 horas para que abriesen el Carrefour. Ruth se vino conmigo, igual que su hermano. Es Belieber Boy. Ruth es una Belieber que conocí en una quedada. Es muy graciosa, está todo el rato diciendo bromas. Empezamos a hablar.
-Tía, ¿tu qué entradas te vas a coger?- me preguntó.
-Yo quiero unas premium, llevo mucho tiempo ahorrando para comprármelas. ¿Y tú?
-Yo también quiero premium, pero este -dijo señalando a su hermano- dice que si cojo premium no viene. Pero en un principio nosotros también.
-Bueno, yo me he enterado de que la mayoría de premium se agotaron en las preventas. Es bastante injusto. Yo no tengo American Express.
-Ya, yo tampoco, es una mierda.
Estuvimos hablando hasta que fue la hora de ir al Carrefour. Mi madre estaba sentada en una silla leyendo una revista. Nos pusimos a la cola a esperar. Estaba de los nervios. Veía a muchas chicas con las entradas premium, y me daban ganas de cogerlas e irme corriendo. Pero no le podía hacer eso a mis hermanas. Ya se estaba acercando nuestro turno, cuando sale una chica llorando y diciendo "las premium se han agotado". Con esas cinco palabras, mi mundo se paralizó. Veía a mi alrededor todas las chicas llorando, yo solo no podía decir ni una palabra. Sentí como una lágrima se deslizaba por mi mejilla. Estaba quieta, en medio de 50 chicas, con la cara pálida. Por una vez que quiero algo, y no lo puedo conseguir. Llegó mi turno. Iba a comprar las entradas con Ruth. Le pedí a la chica que me diese las que estuvieran más cerca del escenario. Me dio el sector 120. ¡Eso era muy lejos! Pero bueno, al menos tengo entradas. Estaba totalmente triste. Sin decir una palabra, compré las entradas y me fui a mi casa. Lo único que quería hacer era encerrarme en mi habitación y llorar, llorar mucho. Me tumbé en la cama boca a bajo, y empecé a llorar. Estuve como 3 horas llorando en mi cuarto, no podía parar. Hasta que reaccioné: "hay muchas chicas que no tienen entrada, yo no tengo la que quería, pero tengo. ¿Por qué estoy llorando?" Me levanté de la cama y me conecté a Twitter. Veía a todas decir que tenían entradas premium. Ver eso me ponía peor, así que cerré sesión y me conecté a Facebook. Decidí enviarle un mensaje a Abryl. Ya, ella está en Miami, pero cuando llegue lo verá. Me puse a escribirle.
"Las entradas. Estamos en el sector 120. No está tan lejos... Bueno, a quién engaño, si que lo está, pero no pude hacer nada más, me tendrías que haber visto llorando, ha sido horrible, pero bueno, al menos tenemos entradas. Bueno, segundo punto, al último minuto subieron los precios, así que no solo valían 75€, sino que valían 79,30€. Sí, sí, se han pasado. La chica que me vendió las entradas me dijo que estas eran las que estaban más cerca, se habían agotado la mayoría. Ya sé que me dijiste que las comprara por internet, pero tía, había cola VIRTUAL. ¿Dónde has visto tu eso? En ningún lado. Bueno eso, la mayoría de premium se acabaron en la preventa, pero es que ni soy miembro de BieberFever, ni tengo American Express. Cuando llegues, llámame y te cuento más, que me da palo escribir. Te quiero."
Al acabar me di cuenta de que eran las... ¡9 de la noche! Dios mío, que rápido pasa el tiempo. Me puse el pijama y bajé a cenar. Mi madre había hecho una ensalada. Empezamos a hablar.
-¿Al final que entradas has cogido? -me preguntó.
-Unas que están en el sector 120... Bastante lejos. -dije deprimida.
-Bueno, no te preocupes, el año que viene ya conseguirás las otras...
-Puede, pero a lo mejor me pasa como este año. ¿Sabes cuanto tiempo he estado ahorrando para esto? -dije con las lágrimas a punto de caer de mis ojos.
-Si, lo sé, pero no llores. Como ya te dije el otro día, ¿cómo es la frase que dice Justin?
-Nunca digas nunca...
-Pues eso, nunca digas nunca. Ya verás como algún día conseguirás las entradas que tu quieres, incluso conocerlo. Ahora no te preocupes. -dijo levantándose y llevándose los platos a la cocina. Ella siempre me hace sentir mejor. Me levanté y le di un beso en la mejilla.
-Gracias mamá, no me voy a preocupar más por eso. Me voy a la cama, te quiero.
-Adiós cielo.
Subí corriendo a mi habitación y me tumbé. Volví a ver mi poster del techo. Suspiré. Me hubiera encantado conseguir las premium... Pero bueno, seguro que el destino tiene algo bueno preparado para mi. Con tantos pensamientos fui cerrando los ojos hasta quedarme dormida.
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