domingo, 30 de septiembre de 2012

Capítulo 5.

-_______, ¿crees que conseguiremos las entradas?
-Claro, ¿por qué lo preguntas? ¿Crees que no las conseguiremos?
-No sé. Bueno, hay muchas Beliebers, y sabes, a lo mejor muchas también han reclamado las premium... Creo que es bastante difícil conseguirlas.
-Puede que sea difícil, pero si no intentamos no sabremos lo que pasará. Yo estoy segura que las conseguiremos, porque por lo menos yo, no voy a parar hasta tener esas dos entradas en mis manos. Te juro que de lo cerca que estaremos, las babas de Justin nos salpicarán. -Las dos nos empezamos a reír como locas.
-Siempre sabes como hacerme reír, tía. Bueno, entonces, ¿never say never, no?
-Por supuesto. Además, puede que muchas Beliebers hayan reclamado, pero no creo que hayan amenazado a la productora con denunciarlos para tener unas entradas.- Abryl soltó una carcajada. Me gustaba hacerla reír cuando estaba triste. - Tu crees que no las conseguiremos, pero como que me llamo _______ que esas entradas las tendremos en nuestras manos dentro de poco, ya veras.
-Eso espero. -Bostezó.- Bueno, fea, tengo sueño. Hasta mañana.
-Hasta mañana guarra.- le guiñé un ojo y apagué la luz.

3 de agosto de 2012.

Me desperté acordándome que estaba en casa de Abryl. Cuando abrí los ojos la vi durmiendo con la boca abierta. Se me escapó una pequeña carcajada y le hice una foto. Después la intenté despertar como 20 veces, hasta que me cansé de despertarla suavemente.
-¡ABRYL, DESPIERTA! - y le tiré un vaso de agua en la cara. Se despertó agitada, mirándome con los ojos abiertos.
-¡¿POR QUÉ HAS HECHO ESO?!- Preguntó con voz enfadada.
-Porqué no te despertabas.- dije de lo más tranquila del mundo mientras salía de la habitación. Llegué abajo y saludé a su madre.
-Buenos días, Andrea.
-Buenos días cariño. ¿Y Abryl?
-Arriba. Seguramente se estará duchando. Es que como no se despertaba me he sentido obligada a tirarle un vaso de agua.- Andrea se empezó a reír.
-Bien hecho. ¿Qué quieres para desayunar?
-Unas tostadas, por favor. -le dije sonriente. Esta amablemente me las sirvió.
-______, tengo que salir un momento, cuando acabes dile a Abryl que baje y lave los platos, que le toca a ella- dijo mientras se sacaba el delantal.
-Claro, yo se lo digo. Hasta luego.
-Adiós, bonita.- Y seguido cerró la puerta.
Cuando acabé dejé el plato en el fregadero y subí a ver que hacía Abryl. La vi tumbada en la cama con el ordenador encima.
-Mira que eres vaga- dije apoyada en el marco de la puerta.- Dice tu madre que va a salir, y que tienes que fregar los platos.
-Como sea- dijo ignorándome. De repente saltó de la cama- OMG, ¿lo has visto? Lo violo. ¡AAAAAAAAH!- Me acerqué a la pantalla y vi una foto de Justin. Dios mío, agradezco a Jeremy por no usar protección.
-Anda, no seas histérica y baja a lavar los platos. Voy a ducharme.
-Sí, madre- dijo con ironía mientras salía de la habitación. Yo negué con la cabeza mientras reía y me metí en el baño. Me di una ducha, no muy larga, tampoco era plan de gorronear el agua a mi amiga. Cuando acabé me enrollé en la toalla y me vestí. 
El día anterior había ido a mi casa a buscar ropa antes de ir a la de Abryl. Bajé y me encontré a mi amiga fregando los platos. Me reí ante ese hecho. Nunca imaginaría que ella lo hiciese. No es que fuese muy limpia y ordenada, al contrario, lo que más le gustaba a esa chica era la suciedad. Al llegar a la sala me tiré en el sofá y me puse a ver la tele. Iba cambiando de canal y de repente veo algo sobre Justin.
-¡Abryl, corre, Justin en la tele!- chillé. En menos de 10 segundos apareció mi amiga detrás mío. Escuchábamos atentamente, como siempre que sale nuestro ídolo en la tele.

"Y otra vez, el cantante internacional del momento ha vuelto a arrasar en nuestras tierras. Las entradas para los dos conciertos que hará en nuestro país están casi todas agotadas. Así que Beliebers, todavía tenéis oportunidad para ir. Daros prisa, la Bieber Fever corre muy rápido, y las entradas vuelan."

Miré a Abryl. Tenía un rostro triste. Estaba pensando en nuestras entradas, estaba segura. Me giré un poco y le cogí la mano.
-Eh, Abryl, no te preocupes. Nosotras las conseguiremos, ¿está bien? Haré que impriman dos entradas premium más solo para nosotras. Y bueno, piensa que aunque no las consigamos, tenemos la suerte de ir. Muchas chicas se han quedado sin entradas, nosotras no.
-Tienes razón, además no sé porqué me preocupo. Tendría que estar más segura. Te conozco desde hace mucho, y sé que todo lo que quieres, lo acabas consiguiendo. ¿Quién soy yo para cambiar esa tradición?- Nos empezamos a reír. Abryl se sentó a mi lado. 
-Oye, ¿qué tal si vemos una peli?- sugerí mirándola.
-Claro, ¿cuál quieres ver?- la miré con una ceja levantada, divertida. Sonreímos y dijimos a la vez-NEVER SAY NEVER.
Abryl puso la película mientras yo preparaba unos bocadillos. Minutos antes de que empezara la película, la madre de Abryl llamó diciendo que llegaría tarde. Le dimos "play" y nuestra película favorita empezó. Habíamos visto esta película unas 30 veces, pero cada vez que la veíamos, o chillábamos, o saltábamos en el sofá, o chillábamos... vamos, el típico ataque fangirl. Cuando acabó la película ya eran las 8 de la noche, así que decidí irme a casa.
-Bueno, nena, ya hablaremos ¿vale? Y si sabes algo de las entradas, llámame.- Le dije a Abryl.
-Claro que te llamaré, ¿qué esperabas? ¿Qué me quedara con las dos y vendiera la tuya a la mafia?
-Viniendo de ti, todo es posible.- Soltamos unas carcajadas y nos abrazamos- Adiós, Abryl.
-Adiós _______, ya nos veremos.
Y después de despedirme de mi amiga, me puse los auriculares y fui caminando lentamente hacia mi casa. Estaba cansada, y no sabía porqué, si no había hecho nada. Cuando llegué a casa saludé a mi madre, cené y me fui a mi habitación a dormir. Nada más cerrar los ojos entré en un profundo sueño.

Capítulo 4.

2 de agosto de 2012.

Ya era agosto. Si, el tiempo pasa muy rápido. Abryl ya había vuelto de Miami. Habíamos quedado unas cuantas veces, para fangirlear y eso. Bueno, pues como siempre me levanté por la mañana y me duché. Hoy no tenía hambre así que no bajaría a desayunar. Me conecté a Twitter y vi algo que... me sorprendió:

"@asdfghjkl: ¿Las entradas premium para Barcelona no estaban agotadas? ¿Y por qué Tiketmaster pone que todavía hay disponibles?"


Rápidamente me metí en la pagina de Ticketmaster. ¡¿ Todavía quedaban premium?! ¡Pero si dijeron que no!   Fui corriendo hasta el piso de abajo a coger el teléfono para llamar a Abryl. Me contestó rápido.


-¿Si?
-¿Abryl?- pregunte nerviosa.
-Si, soy yo. ¿______?
-Escucha, métete en ticketmaster y mira lo de las entradas premium. Pone que todavía quedan.-Escuche unos pasos. Me suponía que Abryl habría salido corriendo hacia su habitación.
-¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!
-¡¿Qué haces?! Que me dejas sorda, loca.
-¿¡Cómo que quedan premium?! ¿Pero a ti no te dijeron que se habían agotado?
-Si, por eso te he llamado. Yo creo que deberíamos ir a preguntar al Carrefour a ver si es verdad.
-Si, si. Espera, que le digo a mi madre si nos puede acompañar.- Escuche como Abryl chillaba algo, y su madre le respondía.- Vale, nos acompaña. Picame en 10 minutos, y tráete las entradas por si acaso.
-Vale, nos vemos. Adiós.-me despedí y colgué.

Todavía estaba con el albornoz puesto, así que me vestí. Me peiné un poco, cogí las entradas y me las metí en la mochila. Me despedí de mi madre y salí de casa. La casa de Abryl estaba a dos calles de la mía, osea que no hacía falta correr. Cuando llegué a la puerta piqué. Escuché como alguien corría. Al momento Abryl me abrió la puerta. 
-Joder tía, eres una asquerosa.¿Cómo te puede quedar tan bien todo?- Yo solté una pequeña risa. No tenía el cuerpo de una modelo, o algo parecido, pero si tenía bastantes curvas, y eso a Abryl le daba mucha envidia, ya que ella era bastante delgada.
-Es lo primero que he cogido. ¿Cuándo nos vamos?-Pregunté mirando por encima del hombro a mi amiga, osea, mirando al interior de la casa.
-Ya nos vamos.-Abryl se giró. - ¡MAMÁ! ¿Pero qué estás haciendo? No vamos a ninguna boda, ¡date prisa!- Me empecé a reír. La verdad es que la madre de mi amiga siempre iba muy bien vestida a todos sitios, supongo que para dar buena impresión, aunque a veces no hacía falta demorarse media hora. Al momento apareció su madre, me sonrió.
-Ya, ya voy. ¿Por qué chillas tanto? Menos mal que voy yo, porque como te vean con esas pintas te echan.-Abryl miró a su madre con el ceño fruncido, yo solté una carcajada disimulada. Cuando cerraron la puerta nos fuimos caminando al centro comercial de la otra vez.
Llegamos a la parte dónde me vendieron las entradas, allí había una chica. La madre de Abryl empezó a hablar con ella, mientras Abryl y yo mirábamos.
-Perdone, vengo aquí por un asunto de las entradas de Justin Bieber. Verá, nosotras compramos unas entradas porque las que mis hijas querían- sí, dijo sus hijas, pero era para disimular- estaban agotadas. Esta mañana han mirado en la página de Ticketmaster y aún había. ¿Eso es un error o de verdad todavía hay?
-Em, espere.-La chica empezó a mirar en el ordenador concentrada.- No hay ningún error, por lo que pone aquí todavía quedan.
-Bien. ¿Y tu crees que podrías cambiarnos nuestras entradas por esas?
-No creo.
-¿Por qué? Nosotras pagamos el mismo dinero por estas entradas, cuando queríamos las otras.
-Lo siento, pero eso debería decírselo a Ticketmaster.
-¿Me podrías dar el número?
-Claro.- La chica apuntó el número en un post-it.- Aquí tiene.
-Muchas gracias.- La madre de Abryl cogió el papel y nos fuimos. Al lado de Starbucks, había un banco, así que nos sentamos y la madre de mi amiga llamó al teléfono escrito. Estuvieron hablando mínimo cuarenta minutos. 
Cuando Andrea colgó (Andrea es la madre de Abryl), nos dijo que tenía que llamar a otro número. Nos pasamos como 3 horas sentadas en ese banco llamando a números. Eran las 12 del mediodía. Llamé a mi madre para decirle que no iba a comer. Cuando colgué, Abryl me miró y me dijo:
-________, tenemos que buscar el edificio de la productora del concierto, dicen que no nos pueden dar la dirección.-Abryl sacó un ordenador de su mochila. Yo era bastante buena en localizar cosas, así que lo encendí y empecé a buscar. ¡Bingo! Encontré la dirección. Se lo dije a la madre de Abryl y ella asintió. Salimos del centro comercial en dirección al centro de Barcelona. Allí estaba el edificio de la productora.
Antes de ir, fuimos a comer algo. Ninguna de nosotras tres habíamos desayunado. Fuimos a McDonalds y compramos unas hamburguesas. Cuando acabamos nos dirigimos al edificio.
-______, Abryl, ahora debéis parecer lo más tristes posibles. Ya sabéis, cuando unas niñas lloran se les rompe el corazón a muchos, y a vosotras se os da muy bien el teatro.-Lo último que dijo Andrea lo dijo mirándonos un poco mal. Vale, a veces engañábamos a nuestras madres. Pero ¿qué querían? teníamos 16 años, eso es algo normal.
Las dos asentimos. Nos encontramos con una gran puerta y picamos. Oímos un ruido advirtiéndonos de que la puerta estaba abierta. Allí había una chica. Abryl y yo nos sentamos en dos asientos que habían allí mientras Andrea hablaba con ella.
-Hola, me parece que he hablado con usted por teléfono. Soy la señora de las entradas de Justin Bieber.
-Oh, si, ya sé. ¿Cuál es el problema?
-Mire, mis hijas querían las entradas...-se quedó callada- ______, ¿cómo eran las entradas que queríais?
-Las premium.- dije en un susurro, pareciendo triste. 
-Eso, las premium. Pero cuando las estaban comprando la chica dijo que se habían agotado, así que por el mismo precio tuvimos que comprar unas que están muy alejadas del escenario. Lo que yo quiero es por favor, hablar con el director de la productora para solucionar este... problema.
-Lo siento, señora, pero el director se encuentra ahora mismo de vacaciones.
-¿Y no hay nadie que se ocupe de su cargo mientras él no está?- Dijo Andrea, un poco sorprendida.
-No, lo siento.
-¿Y cuándo volverá?
-En septiembre.
-Bien, dígale que en septiembre volveré, y que será mejor que esté aquí para solucionar esto. Esto no es ninguna amenaza, pero yo tengo un marido abogado, y piense que su compañía no me ha estafado a mí, si no a mis hijas, que son menores de edad.
-De acuerdo, señora, yo me encargo de decírselo. Cuando sepa algo si quiere le llamo, o le envío un e-mail.
-Está bien, aquí tiene mi número y mi e-mail- le escribió en un papelito. Abryl y yo estábamos a punto de llorar.- Adiós, bonita.
-Adiós señora.
Y de ahí, nos fuimos directas a casa. Esa noche me quedé a dormir en casa de Abryl.


domingo, 16 de septiembre de 2012

Capítulo 3.

7 de julio de 2012.

Me desperté a las 6 de la mañana. Muy pronto ¿verdad? Bueno, hoy es el día, el día de la venta de entradas. La verdad es que no pude dormir nada bien. Estaba muy nerviosa. Me desperté vagamente y fui a la habitación de mi madre. Vi que no estaba, así que me supuse que ya se había despertado. Fui a la ducha y me vestí. 
Bajé a la cocina a desayunar. Allí me encontré con mi madre, como siempre. Estuvimos hablando un poco hasta que me di cuenta de que el tiempo pasaba, y ya eran las 7. Decidimos ir caminando hasta un centro comercial, que estaba a 30 minutos de mi casa. Por la calle me encontraba a muchas chicas, todas vestidas de lila. Me reía por ese hecho. Llegamos al centro comercial. Allí me encontré con unas amigas mías. Había una chica que ponía números (sí, es una tontería, pero creo que lo hacía para que nadie se colase). Me pusieron un número y fui a Starbucks a tomar un café. Todavía quedaban 2 horas para que abriesen el Carrefour. Ruth se vino conmigo, igual que su hermano. Es Belieber Boy. Ruth es una Belieber que conocí en una quedada. Es muy graciosa, está todo el rato diciendo bromas. Empezamos a hablar.

-Tía, ¿tu qué entradas te vas a coger?- me preguntó.
-Yo quiero unas premium, llevo mucho tiempo ahorrando para comprármelas. ¿Y tú?
-Yo también quiero premium, pero este -dijo señalando a su hermano- dice que si cojo premium no viene. Pero en un principio nosotros también.
-Bueno, yo me he enterado de que la mayoría de premium se agotaron en las preventas. Es bastante injusto. Yo no tengo American Express.
-Ya, yo tampoco, es una mierda.

Estuvimos hablando hasta que fue la hora de ir al Carrefour. Mi madre estaba sentada en una silla leyendo una revista. Nos pusimos a la cola a esperar. Estaba de los nervios. Veía a muchas chicas con las entradas premium, y me daban ganas de cogerlas e irme corriendo. Pero no le podía hacer eso a mis hermanas. Ya se estaba acercando nuestro turno, cuando sale una chica llorando y diciendo "las premium se han agotado". Con esas cinco palabras, mi mundo se paralizó. Veía a mi alrededor todas las chicas llorando, yo solo no podía decir ni una palabra. Sentí como una lágrima se deslizaba por mi mejilla. Estaba quieta, en medio de 50 chicas, con la cara pálida. Por una vez que quiero algo, y no lo puedo conseguir. Llegó mi turno. Iba a comprar las entradas con Ruth. Le pedí a la chica que me diese las que estuvieran más cerca del escenario. Me dio el sector 120. ¡Eso era muy lejos! Pero bueno, al menos tengo entradas. Estaba totalmente triste. Sin decir una palabra, compré las entradas y me fui a mi casa. Lo único que quería hacer era encerrarme en mi habitación y llorar, llorar mucho. Me tumbé en la cama boca a bajo, y empecé a llorar. Estuve como 3 horas llorando en mi cuarto, no podía parar. Hasta que reaccioné: "hay muchas chicas que no tienen entrada, yo no tengo la que quería, pero tengo. ¿Por qué estoy llorando?" Me levanté de la cama y me conecté a Twitter. Veía a todas decir que tenían entradas premium. Ver eso me ponía peor, así que cerré sesión y me conecté a Facebook. Decidí enviarle un mensaje a Abryl. Ya, ella está en Miami, pero cuando llegue lo verá. Me puse a escribirle.

"Las entradas. Estamos en el sector 120. No está tan lejos... Bueno, a quién engaño, si que lo está, pero no pude hacer nada más, me tendrías que haber visto llorando, ha sido horrible, pero bueno, al menos tenemos entradas. Bueno, segundo punto, al último minuto subieron los precios, así que no solo valían 75€, sino que valían 79,30€. Sí, sí, se han pasado. La chica que me vendió las entradas me dijo que estas eran las que estaban más cerca, se habían agotado la mayoría. Ya sé que me dijiste que las comprara por internet, pero tía, había cola VIRTUAL. ¿Dónde has visto tu eso? En ningún lado. Bueno eso, la mayoría de premium se acabaron en la preventa, pero es que ni soy miembro de BieberFever, ni tengo American Express. Cuando llegues, llámame y te cuento más, que me da palo escribir. Te quiero."

Al acabar me di cuenta de que eran las... ¡9 de la noche! Dios mío, que rápido pasa el tiempo. Me puse el pijama y bajé a cenar. Mi madre había hecho una ensalada. Empezamos a hablar.

-¿Al final que entradas has cogido? -me preguntó.
-Unas que están en el sector 120... Bastante lejos. -dije deprimida.
-Bueno, no te preocupes, el año que viene ya conseguirás las otras...
-Puede, pero a lo mejor me pasa como este año. ¿Sabes cuanto tiempo he estado ahorrando para esto? -dije con las lágrimas a punto de caer de mis ojos.
-Si, lo sé, pero no llores. Como ya te dije el otro día, ¿cómo es la frase que dice Justin?
-Nunca digas nunca...
-Pues eso, nunca digas nunca. Ya verás como algún día conseguirás las entradas que tu quieres, incluso conocerlo. Ahora no te preocupes. -dijo levantándose y llevándose los platos a la cocina. Ella siempre me hace sentir mejor. Me levanté y le di un beso en la mejilla.
-Gracias mamá, no me voy a preocupar más por eso. Me voy a la cama, te quiero.
-Adiós cielo.

Subí corriendo a mi habitación y me tumbé. Volví a ver mi poster del techo. Suspiré. Me hubiera encantado conseguir las premium... Pero bueno, seguro que el destino tiene algo bueno preparado para mi. Con tantos pensamientos fui cerrando los ojos hasta quedarme dormida.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Capítulo 2.

6 de julio de 2012

Me desperté. Tuve un sueño un poco... raro, por así decirlo. Moví mi cabeza para despejarme y miré el calendario que estaba al lado de mi cama. 6 de julio. Mañana era el día de comprar las entradas. Bajé a la cocina, allí estaba mi madre preparando el desayuno.

-Hola ____, ¿cómo has dormido?- me preguntó con una sonrisa. No sé como lo hacía para estar todo el día sonriendo.
-Bien- respondí indiferente.- Tengo hambre, ¿qué has hecho para desayunar?

-Tostadas. ¿Te apetecen?

-Claro.- Le sonreí. De verdad tenía mucha hambre.

Me comí las tostadas y fui a mi habitación. Busqué en el armario la ropa que me iba a poner y fui al cuarto de baño. Me di una larga ducha, todavía estaba cansada. Salí del baño vestida. No tenía ganas de peinarme y me hice un moño. Cogí mi móvil y miré Twitter. Todas estaban como locas por las entradas. Cada ves tenía menos posibilidades de conseguirlas. Pero bueno, era mejor no pensar en eso. Decidí ir a dar una vuelta. Bajé las escaleras corriendo y le di un beso en la mejilla a mi madre.

-Mamá voy a salir, llámame.
-Vale, te llamaré para que vengas a comer- me dijo y me devolvió el beso. Salí de casa. No sabía que hacer.
Iba caminado y mirando el móvil, totalmente distraída. También estaba pensando en Abryl, ella volvería de Miami la semana que viene. De repente escuché unos chillidos. ¿Pero qué pasa? Ni que Justin estuviera ahí. Me acerqué a ver que pasaba. No era precisamente Justin, pero bueno, parecido. Me encontré con unas 100 niñas en medio de la carretera parando a un bus que estaba adornado con imágenes de Justin. Todas estaban chillando como locas. Me empecé a reír. A veces mis hermanas son muy histéricas. Pero bueno, ¿qué le vamos a hacer? Las quiero igual. Pasé de largo mirándolas y riéndome disimuladamente. No sé como, pero llegué a la playa. Y no es que la playa esté muy cerca de mi casa, que digamos. Noté una vibración en mi bolsillo. Lo saqué y miré quien me llamaba. "Anna". Contesté.

-_________ ¿dónde estás?- me preguntó mi amiga.
-En la playa. ¿Por qué?
-¿Quieres que vayamos a comer juntas? Si quieres vamos al McDonalds. ¿Llevas dinero?- Me preguntó muy deprisa.
-Eh, cálmate. Sí, llevo dinero. Y vale, comemos juntas. ¿Dónde quedamos?
-¿En el McDonalds del paseo marítimo?
-Vale, nos vemos.
-Adiós, _______- y seguido, me colgó.

Llamé a mi madre para avisarle, y como siempre me dejó. Anna era muy histérica, de verdad. Le daban ataques de repente. Algún día te dice que está mala, y a los 10 minutos te dice para ir al cine. Es algo impulsiva, pero bueno, es maja. Fui caminando hasta el paseo marítimo. Ahí estaba el hotel Arts. Me acuerdo que la última vez que Justin vino a Barcelona se hospedó en ese hotel. Solté un largo suspiro. A lo mejor este año también. Sin darme cuenta llegué al McDonalds. Allí vi a Anna.

-¡Eh, tú!- le chillé. Ella se giró y al verme me sonrió.
-¿Cómo has estado? No hemos quedado ningún día, tía.
-Pues yo he estado bien. Y bueno, no es mi culpa-me defendí.- Eres tú la que está de fiesta todos los días.- Nos empezamos a reír.
-Sí, sí, claro, ahora es mi culpa. ¿Comemos? Me muero de hambre.
-Gorda- dije en un susurro, pero ella me escuchó y me pegó en las costillas mientras se reía.

Pedimos un Happy Meal. El encargado nos miraba sorprendido. ¿Qué pasa? ¿Dos chicas de casi 17 años no se pueden pedir un Happy Meal o qué? Cuando nos lo dieron nos fuimos a sentar. Mientras comíamos hablábamos, y nos reíamos.

-Y bueno, cuéntame algo.- me dijo Anna.
-¿Qué quieres que te cuente?- dije mirándola.- Ah sí, Justin volverá a Barcelona.
-¡¿QUÉ?!- Dijo chillando mientras se levantaba de la silla rápido. Todo el mundo la estaba mirando.
-¿Te puedes sentar, por favor?-le dije susurrando.- ¿Sabes qué es la vergüenza ajena?
-Sí, perdona.- Se volvió a sentar.- ¿Cómo que vuelve?
-Pues eso, que vuelve. Va a hacer un concierto aquí.
-¿Y cuándo salen las entradas?- Anna también era Belieber, solo que no lo demostraba mucho. Y estos días ha estado desconectada del mundo, osea que no se ha enterado de nada.
-Mañana.
-¿¡MAÑANA!?- Volvió a chillar. ¿Es que no se puede hablar tranquilamente con ella?
-Sí, mañana. Y no chilles.- Me levanté de la silla para irme.- ¿Nos vamos?
-Vale, pero en el camino me cuentas todo, que no me entero de nada, joder.
-Vale.

Nos fuimos del McDonalds. En el camino le iba contando todo, cuando me enteré del concierto, cuanto valían las entradas, y todo. Cuando le dije el precio soltó un ligero "joder". Me reí por eso. Estuvimos toda la tarde dando vueltas por la playa hasta que empezó a oscurecer. Llegamos a mi casa y me despedí de ella.

-Adiós guarra, nos vemos otro día- le dije y la abracé. Siempre nos insultamos, para nosotras eso es como decirnos "guapa".
-Vale, adiós fea.

Entré a casa y me encontré con mi madre mirando la tele. No tenía hambre, así que la saludé y subí a mi habitación. Me puse el pijama y me tumbé en la cama. Miré al techo y me encontré con la sonrisa más bonita que he visto en mi vida. Suspiré. Si no conseguía las entradas me moría. Mañana me iba a despertar pronto, así que me fui a dormir. Dejé mi móvil en la mesita de noche y me metí en la cama. Cerré los ojos. Mañana sería un día muy largo.