viernes, 31 de agosto de 2012

Capítulo 1.


5 de julio del 2012

Hoy es un día normal, como cualquier otro. La diferencia es que ¡son vacaciones! Las tan esperadas vacaciones de verano. Pero bueno, tampoco os penséis que tengo muchos planes. Mi rutina es levantarme a las doce del mediodía, “desayunar” y después, encender el ordenador para conectarme a Twitter. Entrar ahí me hace feliz. Veo los tweets, retweets y más de mis millones de hermanas. Ya sé, ya sé. ¿Qué hermanas? Pues las mías, las BELIEBERS. Sí, soy Belieber. Posiblemente me llamaréis niñata por apoyar a un adolescente, pero llevo tres años formando parte de esta familia, y no lo cambiaría por nada.
Voy bajando por mi TL, y veo una foto de él. Ese chico, el que me hace sonreír día y noche, el que con una palabra hace que mi día se ilumine, ese canadiense odiado por muchos por el simple hecho de cumplir su sueño, y amado por millones por la misma razón. Kidrauhl. Ahí está, sonriendo, con esos blancos y perfectos dientes, y esos labios rosados. Es perfecto. Sin querer me puse a sonreír como una tonta. Seguí bajando por mi TL, hasta que vi un tweet que me llamó mucho la atención: “Entradas para ver a Justin Bieber en Barcelona salen a la venta el 7de julio”. Oh Dios mío. ¡Oh Dios mío! Ese momento que estaba esperando ha llegado. Por el cual había estado ahorrando casi dos años. El Believe Tour.
Rápidamente fui a la web de Ticketmaster. Dios, ¡era verdad! Las preventas habían salido ese mismo día, pero solo las podían comprar gente con unas targetas específicas, o ser miembros de Bieber Fever. La verdad, lo encuentro injusto. Bieber Fever debería ser gratuito, no todas podemos permitirnos el lujo de pagarlo. Mi emoción acabó en un momento al recordar a mi amiga. Mierda, Abryl está en Miami. En ese momento solo pude hacer una cosa: llamarla. Sí, ya lo sé, es muy caro, pero ella es como una hermana para mí, debía hacerlo.

-¿Hola? – pregunté, insegura.
-Hola. ¿Quién es? – me respondieron desde el otro lado.
-¿Está Abryl? Soy una amiga suya.
-Claro, un momento. – Esperé impaciente. No podía esperar más. – ¿Diga?
-Dios mío, Abryl, no sabes lo que ha pasado. No me interrumpas, no tengo tanto dinero como para pagarme una llamada de 2 horas. Este sábado salen las entradas para el concierto de Justin en Barcelona, yo tengo mi dinero. ¿Cómo compro las tuyas?
-¿Qué dices? Joder, ____, me muero. Bueno, por suerte mi madre está allí. Tu llámala, explícale todo y dile que yo te he dicho que saque el dinero de mi cuenta para la entrada.
-Vale, hoy mismo la llamo. Ya hablaremos, un beso.
-Adiós, y muchas gracias.

Ahí colgué. Necesitaba llamar a la madre de Abryl, ahora mismo. Necesitaba otros 75€. Madre mía, que caras. Suerte que dijeron que serían más baratas que para el anterior tour (nótese ironía).Llamé a la madre de mi mejor amiga. Al colgar, di un suspiro. Bueno, solo me falta ir esta tarde a su casa a buscar el dinero. Joder, estaba muy nerviosa. ¿Y si se acababan? ¿Y si me quedaba sin ir al Believe Tour? Hice demasiados esfuerzos para conseguir el dinero para pagarme la entrada, como para no poder ir. Dejé de pensar en todo eso y apagué el ordenador. Tenía que ir a casa de Abryl.

-Hola señora, soy _____, vengo a buscar el dinero para las entradas.- Saludé a su madre.
-¡Hola cariño! No sé cuantas veces te lo tengo que decir, no me llames señora, me haces sentir vieja- reímos.- Llámame Andrea.
-Jajajaja perdona, es la costumbre.- Ella siempre ha sido muy simpática conmigo. Llevo siendo amiga de Abryl unos cuatro años, pero todavía no me acostumbro a llamar a su madre por su nombre. A veces soy muy educada, demasiado podría decir.
-Bueno, aquí tienes el dinero. Guárdalo bien. Ah, y las entradas quédatelas tu, hasta que Abryl llegue.-Me dijo sonriendo.
-Claro, muchas gracias, ¡hasta pronto!
-Adiós bonita, buena suerte.

Y la necesitaba. Salí de su casa y corriendo llegué a la mía. Me volví a meter en Twitter. Madre mía, vaya lío. Conseguir entradas no será tan fácil. Todas están hablando de eso, incluso gente de otras ciudades. Muchas se estaban discutiendo, porque algunas decían que el concierto en Barcelona no lo deberían hacer. Pero quiero que quede clara una cosa, nosotras no decidimos dónde se hacen los conciertos, eso lo hace la productora. Discutiéndote con nosotras no consigues nada.
Harta de todo apago el ordenador y bajo a cenar. Sí, el día se me ha pasado volando.

-Hola cariño, ¿ya tienes el dinero?- me preguntó mi madre con una de sus preciosas sonrisas. De verdad ella es una mujer hermosa, pero bueno, supongo que todas las hijas dicen eso de sus madres.
-Sí, ya lo tengo, solo estoy un poco asustada.
-¿Por qué?
-Por si me quedo sin.- Dije removiendo los espaguetis de mi plato.
-Primero, deja de jugar con la comida-me regañó.- Y segundo, no te asustes, seguro que las consigues. ¿Cómo es la frase esa que dice Justin?
-Nunca digas nunca.
-Esa, pues aplícatelo-dijo sonriente.
-Muchas gracias mamá, ahora ya me voy a dormir. ¡Te quiero!- le di un beso en la mejilla y subí corriendo las escaleras hasta mi habitación.

Hoy había sido un día muuuuuy largo, y estaba bastante cansada. Mañana será un nuevo día, pero bueno, nada especial, como todos los demás, la misma rutina. Tumbada en mi cama empecé a pensar en todo, el el concierto, en las entradas, en las Beliebers, en Justin. Justin, mi ídolo. Mi amor platónico. Mirando el techo sonreí al ver el enorme póster que tenía colgado ahí de él. Mirando sus perfectos ojos, me quedé dormida.

Sinopsis; Esto no es un sueño.

-¿Te gusta esta? – Me preguntaba enseñándome una de sus miles de camisetas.

-Sí, esta me gusta, igual que las otras veinte que me has enseñado antes. ¿Por qué te preocupas tanto por tu aspecto? Es solo una entrevista más, has hecho millones como esta. – Le pregunté. Llevaba todo el día preguntándome que ropa se debía poner, como se debía peinar, etc. 

Oh, perdón, creo que no os he explicado quien soy, ni quién es ese chico agobiante. Voy a empezar desde el principio. Me llamo (tn)____, y hace 6 meses cumplí mi sueño. “¿Qué sueño?”, os estaréis preguntando. Bien, os voy a explicar mi historia, la historia que me cambió la vida.